A pesar de que el gobierno peruano tiene normas claras sobre el aprovechamiento de las macroalgas marinas, las entidades encargadas de fiscalizar la legalidad de la producción que luego se exporta hacia China no están realizando su labor. Esto es aprovechado para la extracción ilegal que se concentra mayormente en el litoral arequipeño donde el impacto del ecosistema se incrementa afectando a otras actividades que dependen de bosques marinos.




Escribe: Roberth Orihuela Quequezana

Fotos: John S. Herschel

Infografías: Lourdes Colquehuanca Calsina

 

En alianza con Convoca.pe y CONNECTAS

José Toledo camina por una playa ubicada a unos cinco minutos de la ciudad de Mollendo, en la región Arequipa al sur del Perú. Tiene 53 años, piel morena —tostada por el sol de la costa y la salinidad del mar—, mirada seria y semblante amigable. De pronto encuentra un grupo de algas extendidas sobre la arena. Levanta una y muestra con pena la variedad de especies que viven de esta planta acuática. La mayoría son moluscos pegados en los rizoides (raíces de las algas). Toda su vida la ha dedicado a aprovechar los dones que ofrece el océano y se ha especializado en la recolección de mariscos. Así que comprende mejor que muchos la importancia de las algas en el ecosistema marino. “Son como los ‘Wawa Wasis’ (cunas de niños en quechua) del mar. En las algas se crían los juveniles de mariscos y peces. Y sabemos también que produce más oxígeno que los bosques”, dice.

 

Toledo, quién además es presidente de la Asociación de Conservadores y Extractores Artesanales de Islay (Acemar), no es biólogo pero, por su experiencia y la de la comunidad de pescadores de la provincia de Islay, ha visto cómo la progresiva desaparición de bosques de algas ha contribuido a la desaparición de especies de mariscos. “Aquí ya no hay ‘barquillo’, ‘pepino de mar’ ni ‘lapa criolla’. Si usted va a una cevichería (restaurante de gastronomía marina) ya no encuentra estos recursos”, relata mientras camina con su pequeña hija de la mano. Explica que los algueros utilizan técnicas prohibidas para depredar las algas; como barretas para cortar los rizoides de las algas, que son como las raíces en las plantas terrestres. También bucean con ayuda de botes y compresoras de oxígeno para cortarlas del fondo marino y luego las arrastran con ganchos o ganzúas hasta la orilla. El objetivo es obtener tantas como se pueda para exportarlas a China, donde sirven para la producción de cosméticos, fármacos, textiles, fertilizantes y suplementos alimenticios para humanos y animales que luego son distribuidos a todo el mundo.

José Toledo camina por una playa ubicada a unos cinco minutos de la ciudad de Mollendo, en la región Arequipa al sur del Perú. Tiene 53 años, piel morena —tostada por el sol de la costa y la salinidad del mar—, mirada seria y semblante amigable. De pronto encuentra un grupo de algas extendidas sobre la arena. Levanta una y muestra con pena la variedad de especies que viven de esta planta acuática. La mayoría son moluscos pegados en los rizoides (raíces de las algas). Toda su vida la ha dedicado a aprovechar los dones que ofrece el océano y se ha especializado en la recolección de mariscos. Así que comprende mejor que muchos la importancia de las algas en el ecosistema marino. “Son como los ‘Wawa Wasis’ (cunas de niños en quechua) del mar. En las algas se crían los juveniles de mariscos y peces. Y sabemos también que produce más oxígeno que los bosques”, dice.

 

Toledo, quién además es presidente de la Asociación de Conservadores y Extractores Artesanales de Islay (Acemar), no es biólogo pero, por su experiencia y la de la comunidad de pescadores de la provincia de Islay, ha visto cómo la progresiva desaparición de bosques de algas ha contribuido a la desaparición de especies de mariscos. “Aquí ya no hay ‘barquillo’, ‘pepino de mar’ ni ‘lapa criolla’. Si usted va a una cevichería (restaurante de gastronomía marina) ya no encuentra estos recursos”, relata mientras camina con su pequeña hija de la mano. Explica que los algueros utilizan técnicas prohibidas para depredar las algas; como barretas para cortar los rizoides de las algas, que son como las raíces en las plantas terrestres. También bucean con ayuda de botes y compresoras de oxígeno para cortarlas del fondo marino y luego las arrastran con ganchos o ganzúas hasta la orilla. El objetivo es obtener tantas como se pueda para exportarlas a China, donde sirven para la producción de cosméticos, fármacos, textiles, fertilizantes y suplementos alimenticios para humanos y animales que luego son distribuidos a todo el mundo.